El nuevo plan de presupuesto de la UE para el periodo 2028-2034 corre el riesgo de convertir la política de cohesión en una competición por la financiación, lo que suscita preocupación por la reducción del control local y la falta de apoyo a las regiones desfavorecidas.
El presupuesto propuesto por la UE para el periodo 2028 y 2034 corre el riesgo de convertir su política de cohesión en una competición por la financiación, ya que la fusionaría con otras grandes áreas de gasto. Ahora preocupa la reducción del control local y la falta de apoyo a las regiones desfavorecidas.
Durante décadas, los fondos de cohesión han contribuido a reducir las disparidades regionales en toda la UE, apoyando desde la construcción de carreteras y la mejora de hospitales hasta el desempleo, los programas de formación y las iniciativas ecológicas.
Como uno de los instrumentos más tangibles de la política de la UE, los fondos de cohesión han dado resultados visibles en la vida cotidiana de los ciudadanos, pero eso puede estar a punto de cambiar.
Esta semana, la Comisión Europea ha dado a conocer su propuesta de presupuesto de la UE a largo plazo -el Marco Financiero Plurianual (MFP) para 2028-2034-, que podría remodelar radicalmente el funcionamiento de la política de cohesión, al tiempo que podría marcar el final del sistema tal como lo conocemos.
Un único megafondo para la agricultura, la migración y el control de las fronteras
Según la nueva propuesta, la política de cohesión se integraría en un único megafondo que la combinaría con otros grandes ámbitos de gasto como la agricultura, el desarrollo rural, la migración y el control de fronteras.
¿El objetivo declarado? La simplificación. Pero los críticos advierten que este planteamiento podría desatar una intensa competencia entre regiones, sectores y grupos de interés.
"Meter la agricultura, la migración, el control de fronteras y la política de cohesión en un mismo contenedor lo convertirá en los 'Juegos del Hambre'", asegura Kata Tüttő, presidenta del Comité Europeo de las Regiones, en una entrevista con 'Euronews'.
Kata Tüttő advierte de que la nueva estructura puede enfrentar a los agricultores con los alcaldes de las ciudades, y a los que necesitan ayudas agrícolas con los que buscan ayudas al desempleo, por ejemplo.
Temor a la fragmentación y pérdida de prioridades
Del presupuesto total propuesto de 2 billones de euros, 865.000 millones se destinarían a este fondo consolidado, que fusiona programas de larga tradición como la Política Agrícola Común de la UE, los fondos de cohesión (que representan dos tercios del actual presupuesto comunitario) y el Fondo Social Europeo, de apoyo al empleo y la educación.
La competencia entre las distintas líneas del fondo único ha hecho saltar las alarmas entre los dirigentes regionales, que temen que los fondos de cohesión pierdan prioridad en las negociaciones presupuestarias.
Según la Comisión, 450.000 millones de euros del fondo fusionado seguirían destinándose al desarrollo regional, la pesca y las zonas rurales.
Además, la propuesta incluye una asignación mínima de 218.000 millones de euros destinada específicamente a las regiones menos desarrolladas, uno de los tres pilares tradicionales de la financiación de la cohesión (los otros son las regiones en desarrollo y desarrolladas).
Aunque esta asignación mínima ofrece una salvaguardia para las zonas más desfavorecidas de la UE, el resto de categorías podrían sufrir fluctuaciones en las ayudas, ya que no están delimitadas en el nuevo plan.
Centralización frente a compromiso local
Más allá de la lucha por la financiación, los críticos también han expresado su preocupación por la gobernanza. El modelo propuesto se aleja de la tradición de la UE de gestión compartida con los entes locales y regionales.
Tüttő considera que se trata de un claro caso de centralización: "Nos echarán del diseño, la gestión y la creación de la política. Nos convertiremos en ejecutores, luchando por el dinero".
Dado que muchos aspectos de la propuesta siguen sin estar claros, los próximos meses serán cruciales. Los gobiernos locales de toda la UE reclaman una mayor participación en el proceso y un posible replanteamiento de la propuesta antes de que se apruebe el presupuesto.
"Esta es una propuesta de la Comisión Europea: no es el paso final, sino un punto de partida", dijo Raffaele Fitto, vicepresidente ejecutivo de Cohesión, al presentar el presupuesto. No obstante, añadió que el presupuesto de la UE necesita más flexibilidad para responder a la evolución de los retos.